Una mirada al futuro del Perú en materia ambiental está estrechamente ligada a tres aspectos: el cambio climático, el Fenómeno El Niño (FEN) y la disponibilidad del recurso hídrico. Si bien existen otros temas ambientales de importancia nacional, los tres mencionados tienen un impacto central en el proceso de desarrollo del país, pues afectan a varios sectores y, por lo tanto, requieren ser incorporados dentro del proceso de planificación del crecimiento y desarrollo.
El crecimiento poblacional y la expansión de las actividades económicas presentan retos importantes en términos de reducción de emisiones de GEI, así como de adaptación en los sectores más vulnerables de la población. De acuerdo a las proyecciones de la población de Seminario (2012), desde el 2010 el Perú está entrando en una fase de disminución del crecimiento de la población, siendo el año 2057 el momento a partir del cual la población dejará de crecer. La disminución de la fuerza motriz de población en la generación de emisiones de GEI significará una desaceleración del impacto, aunque ello no implicará la solución del problema. Por el contrario, las migraciones, la mayor demanda de alimentos y el incremento en la generación de desechos, persistirán. La planificación del crecimiento poblacional y la resolución de problemas estructurales, como la pobreza, serán claves.
De otro lado, las emisiones relacionadas con el crecimiento económico del país tienen que ver con el crecimiento de los sectores económicos que demandan energía y con el sector transporte, que se dinamiza en períodos de alto crecimiento. Según las estimaciones realizadas para el Perú, en el 2062, las emisiones per cápita serán de 4.96 toneladas de CO2, lo que significa un incremento de 193% considerando un modelo de desarrollo tendencial.
El estudio también proyectó el comportamiento de las series de manchas solares y de los anillos de los árboles para estimar los probables FEN en los próximos 50 años. La estimación establece que los fenómenos El Niño de mayor intensidad se producirían alrededor de los años 2021, 2030, 2041, 2046 y 2052, con lo cual el impacto en el PBI agrícola se vería afectado en mayor magnitud. Dependiendo de la variable utilizada, los impactos del FEN en la variación del PBI pueden variar. Realizar proyecciones sobre la presencia e intensidad del FEN constituye un reto que se ha querido realizar con el objetivo de tener algunos parámetros que permitan indicar los impactos a los que el país estará expuesto.
En lo que se refiere a la escasez de agua, estudios recientes muestran que el retroceso de la masa glaciar es una realidad científicamente comprobada, aunque persiste mucha incertidumbre sobre la velocidad y magnitud de este cambio. Por ejemplo, en la cuenca del río Santa, SENAHMI (2005) estimó que a partir del año 2050 la disponibilidad del recurso hídrico se reducirá, pudiendo llegar a una completa anulación del aporte de agua de glaciar. Este escenario futuro tendrá un impacto negativo sobre las actividades económicas de la población de la cuenca. Tendencias similares se darán en otras zonas.
Enfrentar los retos del cambio climático, la presencia de fenómenos El Niño severos y las condiciones futuras en la disponibilidad de recursos hídricos, requiere de un estilo de desarrollo que incluya una gobernanza ambiental fortalecida. Dentro de los elementos más importantes se encuentra la generación, procesamiento y difusión de información como una condición básica para lograr una toma de decisión informada, más aún frente a unas condiciones climáticas cambiantes e inciertas. El uso de tecnología para la generación de información climática, el uso de mapas con información satelital y la georreferenciación, deberían ser acciones cotidianas de los organismos responsables de la generación de información científica.
Una limitación común en la implementación de políticas, programas y proyectos es la carencia de recursos financieros. No obstante, en las dos últimas décadas el Perú ha desarrollado una economía sólida, con altas tasas de continuo crecimiento, lo cual ha llevado a una acumulación de recursos financieros. En consecuencia, la falta de financiamiento no es una razón para justificar el retraso en acciones para enfrentar este entorno de incertidumbre en cuanto a las condiciones climáticas.
Las acciones para enfrentar los impactos de FEN tienen dos ámbitos de intervención en términos temporales. Por un lado, y al inicio, los programas y proyectos que buscan reducir el riesgo de desastre por estos fenómenos requerirán de recursos financieros, probablemente no reembolsables, para su implementación. Una segunda etapa o ámbito de acción es lograr que toda inversión pública o privada tenga un enfoque de prevención del riesgo de desastre, de tal forma que los agentes comprendan que la inversión en este concepto es una necesidad que debe ser incorporada en sus decisiones, ya que los costos evitados (“beneficios”) son mayores que los costos de la propia intervención.
Todo lo anterior requiere de capacidades técnicas, de coordinación y negociación, que demandan un fortalecimiento permanente, más aún en un entorno laboral con alto nivel de rotación, especialmente en el personal técnico de los gobiernos regionales y locales. La falta de profesionales calificados en ciencias asociadas al clima implica discutir el rol de las universidades públicas y privadas, no sólo como los entes formadores de estas capacidades técnicas, sino también del entrenamiento en investigación. Un esquema de incentivos económicos y sociales (becas, apoyo institucional para prácticas preprofesionales en entidades ambientales, entre otros) que promueva que los mejores estudiantes de nivel superior, así como los jóvenes profesionales, se dediquen a la gestión de los temas ambientales, es un esfuerzo pendiente.
En conclusión, medidas de prevención y de adaptación frente a las incertidumbres críticas del futuro requerirán de una nueva generación de políticas públicas, que tengan una visión integral de los problemas ambientales, que obliguen a la acción multisectorial orientada a resultados, y que promuevan el uso de instrumentos económicos para una gestión más eficiente de los recursos naturales y la calidad ambiental.
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