En este artÃculo se muestra evidencia de que la actividad de emprendimiento en América Latina no está asociada con la actividad de innovación realizada en la región y se sugiere el rol que las universidades y la academia deben cumplir para lograr engranar ambas actividades y, asÃ, contribuir a la generación de emprendimiento por oportunidad y no por necesidad. Estas ideas son desarrolladas con mayor profundidad en el capÃtulo del libro.
 Actividad de emprendimiento y de innovación en América Latina
Según el reporte de la red GEM (Global Entrepreneurship Monitor) del 2006, los paÃses latinoamericanos ocupan los primeros lugares en términos de la población adulta entre 18 y 64 años que están operando una empresa por un mÃnimo de cuatro años. Sin embargo, la inversión en innovación, medida como el gasto en investigación y desarrollo (I+D) como porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI), es escasa comparada con la efectuada por los mercados desarrollados. Ello implica que la mayor parte de emprendimientos en América Latina se ponen en marcha como un mecanismo de subsistencia (autoempleo) y no para aprovechar un descubrimiento innovador o un nuevo modelo de negocio que puede tener un mercado interesante en la región (emprendimiento por oportunidad).
En la Tabla No 1 se muestran dos indicadores. El primero es el promedio del gasto (público y privado) en investigación y desarrollo para los paÃses latinoamericanos como porcentaje de sus respectivos PBI, correspondiente al periodo 1996-2006; y el segundo es el número de adultos (entre 18 y 64 años) por 100 propietarios y gestores de empresas que han operado sus negocios por más de cuatro años y que fueron encuestados y reportados en el año 2006.
Como se puede observar, el gasto en investigación y desarrollo como porcentaje del PBI de los paÃses latinoamericanos es efectivamente muy bajo con respecto al de Israel (que ocupa el primer lugar en el ranking mundial), al de Estados Unidos de Norteamérica y al de la Unión Europea. A pesar de esto, el nivel de emprendimiento en los mercados latinoamericanos es, en promedio, superior al de los paÃses desarrollados.
Si se calcula la correlación entre el porcentaje de investigación y desarrollo (I+D) y el número de personas entre 18 y 64 años que se dedican a la actividad de emprendimiento en América Latina, se obtendrÃa una correlación prácticamente nula (0.05), lo que implica que la labor de I+D no está orientada al emprendimiento de micro, pequeños o inclusive medianos empresarios, sino que está principalmente concentrada en departamentos de I+D de empresas corporativas (emprendimiento corporativo) o en entidades públicas dedicadas a ello, pero con escaso o nulo impacto en el nivel de empleo.Â
El rol de las universidades y la academia
Frente a esta situación cabe preguntarse si es posible que las universidades y la academia actúen como agentes que permitan unir el emprendimiento y la innovación. La respuesta es que las universidades tienen el potencial de crear parques tecnológicos que son espacios fÃsicos que permiten interactuar a las empresas más innovadoras de cada paÃs con los nuevos emprendimientos que son incubados en las propias universidades. Es más, la tendencia es que cada vez más las universidades en América Latina tengan incubadoras empresariales que permitan a sus estudiantes incrementar las probabilidades de éxito de sus negocios y, asÃ, reducir la tasa de mortalidad empresarial.
No obstante, aun cabe preguntarse cuál serÃa el rol de la academia en el contexto de parques tecnológicos. La investigación académica en América Latina es escasa y la que existe no posee una orientación práctica. Esto dificulta no solo la financiación privada de la misma, sino también su aplicación en emprendimientos. Sin dejar de reconocer la importancia de la investigación pura, es muy importante que las universidades empiecen a medir la capacidad de aplicación de las investigaciones de sus docentes en términos de patentes y registros que puedan ser comercializados.
Algunas de las universidades en la región latinoamericana —notablemente el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) en México— están implementando esquemas en los cuales los mismos profesores/investigadores con estudiantes pueden incubar una empresa propia que permite la comercialización de sus productos en los mercados, pagándosele una regalÃa a la universidad que financió la investigación original. Esto implica que los profesores/investigadores deben conocer sobre propiedad intelectual y deben ser capacitados en ello. Asimismo, es importante que los profesores/investigadores establezcan contacto con empresas privadas y/o postulen a fondos de innovación estimulados por el sector público para financiar sus investigaciones aplicadas.
En la medida que las universidades en la región latinoamericana cumplan un rol activo en la creación de conocimiento más aplicado y de emprendimientos por oportunidad, los gobiernos reconocerán cada vez más su importancia y, finalmente, asumirán el rol promotor que les corresponde en la creación de conocimiento.
En el capÃtulo del libro se esbozan posibles escenarios que la actividad de emprendimiento en el Perú puede enfrentar y se comentan ocho desafÃos que se deberán superar para que el emprendimiento sea por oportunidad y no por necesidad.
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